Podría decir que me llevaron engañada, que fue contra mi voluntad, que no sabía nada, que protesté y pataleé. Pero estaría mintiendo.
Es cierto que al principio no sabía lo que era ni lo había visto, y cuando supe de él no me llamó la atención, pero en algún momento empezó a correr el rumor de que las hamburguesas de, hasta ayer, DJ Fridays eran cosa seria y bueno, había que probarlas. Seamos honestos, si hay algo que sabemos, es que los yanquis saben de hamburguesas.
Ya el lugar es increíble. La disposición, las teles pasando futbol americano, las mozas disfrazadas de no sé qué. Todo es una gran parafernalia que hace sentido en el despliegue de una carta atestada de títulos y descripciones grandilocuentes con palabras como ultimate, espectacular, increíble, que se repiten una y otra vez.
No pude no recordar las noches en que con mis amigos del colegio nos vestíamos de grandes para vivir una noche de película con cerveza y BBQ Ribs a Henry J Beans.
Cuestión que fue a todo o nada, como debía ser: una archi mega hamburguesa con sus correspondientes papas fritas, un mojito en la copa más grande que alguna vez vi, y una exageración de postre. Como debía ser.
Y así fue.
El hit de la mesa
Lo que quedó de las ribs del Flaco
El infaltable postre
Si tengo que ser honesta… la carne estaba un poco seca, las papas no tan crocantes, y el trago con demasiada azúcar. Pero sí, claro, está re bueno.
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